Cereales

Arroz: La oryza sativa es una planta originaria de Asia perteneciente a la familia de las gramíneas. Desde época milenaria, se ha caracterizado por su semilla comestible. En América fue introducida debido a la imposibilidad de cosechar trigo y otros cereales europeos en la región de las Antillas. Tras las primeras cosechas que se desarrollaron en Puerto Rico hacia el 1535, su cultivo se extendió por todo el Caribe, especialmente en las islas de Cuba y Jamaica; y en la segunda mitad del siglo XVI, con la colonización europea del continente, se amplió también a los Virreinatos de Nueva España y Perú. El grano provenía principalmente de Filipinas y China a través de la ruta comercial del Galeón de Manila. A Chile llegó en pocas cantidades durante los siglos XVII y XVIII y, al parecer, como ha señalado Armando de Ramón, se consumía principalmente a través de la elaboración de postres, aunque se constata un sensible aumento en su uso a mediados de 1700.  En medicina, el arroz se ha utilizado por tradición en preparaciones licuadas para los problemas del estómago y el intestino.  

Cebada: La Hordeum vulgare, es una planta perteneciente a la familia de las gramíneas. Su cultivo se remonta a Mesopotamia y el antiguo Egipto, y desde allí fue difundido al resto del mundo. En Chile se conocía desde la Conquista y su producción se extendió rápidamente desde Copiapó hasta Chiloé. Se cultivaba con abundancia para hacer harina tostada, sopaipillas y ulpo, especialmente entre los araucanos. A principios del siglo XIX se utilizaba principalmente para fabricar cerveza. De acuerdo a Hildegarda de Bingen, este cereal era útil para recuperar la fuerza del cuerpo en caso de enfermedad, y era utilizado también en diferentes afecciones cutáneas.  

Trigo: Ha sido calificado por Felipe Fernández-Armesto como «el alimento que conquistó al mundo». Originario de la antigua Mesopotamia, su inusitada capacidad de adaptación ha llevado que hoy sea uno de los cultivos más extendidos del planeta, ocupando más de 240.000 hectáreas de superficie. En el Reino de Chile, así como en otros lugares del mundo, adquirió popularidad por la elaboración de harina. Se podía conseguir sin menores complicaciones en Santiago, pues esta ciudad era abastecida con las siembras de sus alrededores y con la ayuda de los corregimientos y partidos vecinos cuando su producción escaseaba: Rancagua, Angostura, Melipilla, Quillota y Aconcagua. Entre ellos destacaba el rico valle del Aconcagua, que se había convertido en el productor más importante de la zona central y que exportaba a Lima mil fanegas al año, lo mismo que remitían Rancagua y Colchagua juntos. Según Hildegarda, el pan hecho de harina de trigo servía tanto para sanos como para enfermos, mientras que comer sus granos cocidos era útil para aplacar la «demencia».